jueves, 3 de marzo de 2011

Maltrato... ¿Hasta Cuándo?

El balance es brutal y negativo…
Se han completado apenas dos meses de este año recién estrenado, y ya he perdido la cuenta de las víctimas que van en este tiempo. Se suceden en progresión continua, incluso a veces, a pares, y es raro el día que no cierran los informativos con la triste noticia de otra muerte.
No hacen falta razones, sobran todas cuando el asesino es un loco repleto de odio y hambriento de sangre y de venganza… lamentablemente, un hombre casi siempre.
No, no soy como esas feministas que defienden a ultranza cualquier causa que venga rubricada con nombre de mujer, y pisotean sin clemencia los derechos del sexo opuesto por el hecho de serlo, no… Persigo por el contrario la justicia en uno y otro bando, y anhelo un mundo formado por personas, hombres y mujeres que nos necesitamos y nos complementamos. Así es como lo entiendo y así es como se lo he transmitido a mi hijo desde que era pequeño, porque creo que la base de la sociedad a todos los niveles es educar en el respeto.
En esta dimensión de la conciencia, de la mía propia y mis creencias, he levantado la voz a favor de “ellos” muchas veces, en contra de las leyes injustas que no les favorecen, como en casos de divorcio por ejemplo, donde casi siempre se quedan sin nada, hasta sin hijos. Y sí, ya sé que habrá quién diga que les viene bien porque viven más cómodos, pero nunca me ha gustado generalizar y sé que también hay padres responsables que luchan por las custodias.
Sin embargo, en este tema, el del maltrato, no encuentro un solo atisbo de defensa por más que lo he buscado, y mentiría si dijera que no siento un odio inmenso por cada nuevo asesino que sale a la luz.
Albergaría un resquicio de consuelo si pensara que el fondo del problema es educacional, y que a medida que las nuevas generaciones vayan creciendo, la violencia de género será sólo una lacra del pasado, pero lamentablemente no creo en eso. Cada vez son más jóvenes tanto las víctimas como los verdugos, y ni siquiera cuentan con el atenuante de que pertenecen a clases marginales y repiten conductas aprendidas, no. Mi teoría particular es que detrás de cada maltratador hay un hombre con un concepto erróneo del patrón de testosterona, con una carga excesiva de machismo y una obsesión enfermiza por ostentar el poder y dejar claro que es él quien manda. Es la fuerza por la fuerza, pura y dura, y a veces, a traición y por la espalda, de la forma más cruel y más cobarde.
Sí, es verdad que hemos dado pasos de gigante, que hemos dejado de ser solamente esposas y madres abnegadas para acceder al mundo laboral por la puerta grande incluso, ocupando puestos de trabajo responsables y escaños políticos, Hemos roto barreras demostrando que antiguas profesiones diseñadas exclusivamente para ellos, hoy son nuestras también. Sin embargo, y a pesar de ese galardón de progreso que nos condecora, nos siguen matando, cada vez con más saña y más frecuencia…
En esta sociedad que nos rodea, algo estamos haciendo mal, no cabe duda, pero a juzgar por la pasividad de algunos, ya no sé si interesa averiguarlo. Mientras, no puedo evitar preguntarme: ¿No subyace bajo esa actitud de indiferencia otra forma solapada de maltrato, tal vez la más indignante…? No sé, no quiero ser negativa en mi argumento, pero a veces siento que es como decir… “Como no podemos anularlas porque la ley las apoya, las matamos”

No hay comentarios:

Publicar un comentario