¡La Rebelión de las Masas...! ¡Ya era Hora!

Para vosotros...
para todos vosotros que sosis la generación futuraLlevan años sosteniendo una mochila que ya pesa demasiado…
Han cargado resignados y en silencio con adjetivos como: pasotas, vagos, indiferentes, apátridas, apolíticos, vividores, aprovechados, zánganos, y… ¡cómo no! los famosos “NINIS” que además se han convertido en toda una generación. Pero todo tiene un límite, y por fin, los jóvenes españoles en su mayoría han levantado la voz en un movimiento histórico que bajo el lema: “Democracia real ya! se ha dado a conocer dentro y fuera de nuestras fronteras como la “Revolución Española”
Han ocupado pacíficamente las plazas de las principales ciudades españolas, y la Puerta del Sol, en Madrid, la Plaza de Cataluña en Barcelona, y otras plazas de Valencia, Bilbao, Sevilla, Santiago de Compostela, etc, han servido de escenario para recoger sus múltiples reivindicaciones. Hasta el extranjero han llegado sus voces, y ese movimiento que ha surgido en España a través de las redes sociales, ha traspasado fronteras, y la prensa internacional se ha hecho eco de diversas manifestaciones frente a las embajadas españolas de diferentes países, consiguiendo un emocionante e histórico “efecto dominó”.
Están indignados, y motivos no les faltan, porque por muy optimista que se quiera ser y aún cuando decidan mirar el vaso medio lleno, la verdad es que tienen por delante un futuro más que negro.
Son la generación más preparada cultural e intelectualmente, y sin embargo, enfrentan el día a día sin trabajo, sin recursos, sin medios económicos para subsistir con lo más esencial, y sin más expectativas que rellenar, imprimir y difundir currículums en busca de esa oportunidad que nunca llega.
Entretanto, y para ir tirando, van aceptando contratos basura, realizando trabajos por los que les pagan una mierda y conformándose con lo poco que sale, aún cuando no sea para lo que se han preparado. Así, y por supuesto sin menospreciar ninguna profesión, hay médicos que están trabajando de camareros, maestros que recogen la basura, informáticos que pintan fachadas, ingenieros que limpian cristales o reparten pizzas a domicilio, y mujeres con brillantes carreras terminadas, que aún siendo las féminas mejores preparadas de la historia y habiendo roto moldes y esquemas en cuestiones de igualdad, accediendo a trabajos insospechados hace unos años, tienen que recurrir a cuidar niños, ancianos, o dedicarse a la socorrida limpieza de hogares, escaleras, y oficinas, sencillamente porque no hay otra cosa.
La mayoría, por descontado, no pueden aspirar a independizarse y formar un hogar y una familia como hemos hecho los que ya tenemos una edad cuando nos llegó la hora, y lejos de eso, se tienen que conformar con seguir viviendo y dependiendo de los padres por tiempo indefinido.
¿Desmotivados…? ¡Pues claro que están desmotivados! desmotivados y cargados de razones para ello. Tal vez si los que tenemos edad de ser sus padres nos pusiéramos en su piel de vez en cuando en lugar de criticarles y echarles tierra encima, conseguiríamos entenderles un poco mejor e inyectarles en vena ese proyecto de fe y esperanza que han perdido.
Ahora por fin, nuestros jóvenes, esa generación futura que de una u otra forma está destinada a coger el relevo, ha dicho ¡Basta ya! y se ha rebelado… Han pasado de ser pasotas y sumisos resignados y se han vuelto como grano molesto y pesado en el trasero, que da la lata y dice aquí estoy yo. Y ahora… ¡mire usted por dónde…! ¿Ahora molestan…? ¿En qué quedamos?
Han acampado pacíficamente durante días dando una muestra envidiable de civismo y concordia, sin incidentes destacados a pesar de ser una gran multitud concentrada, y lo han hecho con tanta decisión y firmeza, con tanta convicción, que han conseguido transmitir ese entusiasmo a diferentes generaciones no tan jóvenes, de forma que esos que podrían ser incluso sus abuelos, están también apoyándoles y acompañando su causa en estas horas decisivas.
Están hartos, renegados y cansados de un sistema que no recoge sus intereses ni inquietudes, que no garantiza sus derechos ni vela por ellos, y han salido a la calle para expresarlo, porque eso es ya lo único que les queda.
Sin botellones, escándalos públicos, altercados ni juergas desmesuradas, han sabido gritar desde el respeto, y organizarse en diferentes apartados sin apenas medios, con unas directrices ejemplares ¡Hasta servicio de guardería y tiempo libre tienen...! ¡A ver si aprenden algunos!
Han tenido dos minutos de silencio en dos días diferentes, al dar las doce, en esa iniciativa colectiva de manos levantadas, que en el lenguaje de los sordomudos significa un aplauso, ¡y no me digáis que no se os ha erizado la piel en ese gesto...!
Yo, que soy madre de uno de esos chavales de futuro incierto, me sumo a su protesta, apoyo y reivindico cada una de sus exigencias, y grito con ellos desde estas líneas, porque ya es hora de que se les escuche, de que se nos escuche y se nos tenga en cuenta.
¡Ojala estuviera más cerca para estar ahí con ellos a pié de asfalto, sin sentir esta envidia que siento en la distancia, e impregnarme la piel de su energía…! ¡Ojala, pudiera en estas letras transmitirles la fuerza necesaria para que nada les pare, para que nadie les calle ni les someta…! Porque estoy convencida de que las únicas causas perdidas son las que no se luchan ni se defienden…
¡Adelante chavales, que nada os frene ni os detenga…¡Es vuestro futuro y es vuestro derecho! Es más… ¡Es vuestro deber!
A mí, sólo me resta deciros, por englobaros a todos, hombres y mujeres, y aún cuando peque de cursilería por la palabreja...¡Ole vuestras gónadas…!